domingo, 21 de noviembre de 2010

Noviembre

Venezuela y Cuba firman por 10 años más el acuerdo de Cooperación Social Integral

¡Solidaridad renovada!


La inclusión social es, sin lugar a dudas, el más relevante logro de la Revolución Bolivariana en todo lo que va de siglo XXI.
El inmenso esfuerzo que representa adelantar programas innovadores y eficaces en la superación de la pobreza extrema en la que fue sumido el país durante el periodo cuarto republicano, sorteando los constantes ataques y obstáculos que los defensores del viejo modelo de exclusión sistematizada le han opuesto al proceso desde sus inicios, es definitivamente una conquista excepcional que ningún otro país experimentó en el pasado y que ya hoy forman parte esencial e irreversible de la nueva institucionalidad popular venezolana.
Pero, más allá del carácter estrictamente innovador, está la gran conquista social que implica elevar con esos programas, tan avanzados como originales, la calidad de vida de la población más necesitada, ofreciéndole salud, educación y bienestar en forma gratuita, como lo ha hecho la Revolución Bolivariana, sin distingos de ninguna naturaleza como no sea el supremo propósito humanista del proyecto socialista que hoy edificamos los venezolanos.
Una concepción que tiene su génesis en la solidaridad y el apoyo desinteresado del hermano pueblo cubano, cuya experiencia y experticia en la prestación de servicios públicos de calidad a toda su población, fue ofrecida a Venezuela desde el comienzo de la Revolución.
Hoy, luego de diez largos años de intenso esfuerzo conjunto entre ambas naciones, la decisión más irrestricta de los mandatarios Hugo Chávez y Raúl Castro es la renovación por diez años más del Convenio de Cooperación Integral que aquel 31 de octubre del 2000 diera origen a las Misiones.

-En Nacionales:
  • Diez Años de Logros, Convenio Cuba-Venezuela

-En Opinión:
  • Editorial
Los diez años del convenio de Cooperación Social Integral Cuba-Venezuela marcan uno de los momentos más trascendentales para la Revolución Bolivariana y el pueblo venezolano.
De ese convenio nacerían unos de los pilares fundamentales del proceso de transformación que se está llevando a cabo en Venezuela: las misiones revolucionarias, como programas sociales que han ayudado a solventar, de manera directa, problemáticas populares en diversos aspectos.
Las misiones han formado parte de un nuevo modelo económico, político y social en donde la medicina, la educación, la cultura, el turismo, los alimentos, entre otros, dejaron de ser un privilegio accesible solo a quienes tuviesen poder adquisitivo, saldando así una deuda de casi un siglo que se tenía con el pueblo venezolano.
Hoy, Venezuela y Cuba son considerados los países con menor desigualdad en todo el continente, los primeros en acceso a la educación y en políticas de salud para la población, además de ser pioneros en la erradicación del analfabetismo y en garantizar la seguridad alimentaria de la población, entre otros tantos logros que no caben en estas pocas líneas.
Pero, en un mundo donde la miseria y la pobreza aumentan cada día más, y de manera más preocupante, los logros alcanzados por Cuba y Venezuela tienen un significado aún mayor; alumbran la esperanza de millones en los cinco continentes y demuestra que sí es posible un mundo mejor.
Sin embargo, aún queda mucho por hacer. Pretender solucionar todos los problemas del país en apenas once años, es obviar la verdadera dimensión de la deuda social acumulada a lo largo de más de un siglo, en que Venezuela estuvo en manos de la derecha explotadora. El camino y la lucha apenas comienzan. Pero si algo debe servirnos de ejemplo, es la heroica lucha del pueblo cubano y su Revolución, cuyo resultado, cincuenta años después, va más allá del logro material. Ha logrado crear un hombre y una mujer nueva, entregados por entero a la causa social.
En el intenso debate que se lleva a cabo hoy por profundizar la Revolución Bolivariana, se debe reflexionar en las razones por las cuales el pueblo cubano sigue hoy en pie de lucha revolucionaria. Resalta la unión por un fin común: el socialismo, por encima de cualquier diferencia, y, sobretodo, la lealtad y la disciplina en torno al liderazgo del Comandante en Jefe Fidel Castro.
Avancemos pues en la construcción del socialismo, dejando de lado las eventuales diferencias, que en nada se comparan al gran fin común que nos proponemos, siguiendo, de manera inquebrantable, a nuestro máximo líder, el Comandante Hugo Chávez, cuya conexión y unión con el pueblo es una de las principales razones por la que el imperio no ha podido acabar con esta Revolución.

¡Patria Socialista o Muerte!
¡Venceremos!

-En Ideología:
  • Kim Il Sung: "Sobre los problemas del período de transición del capitalismo al socialismo"
-En Comunidad:

Se acabaron las estafas inmobiliarias

Llegó el Comandante



"Aquí pensaban seguir ganando el ciento por ciento con casas y apartamentos y echar al pueblo a sufrir" - Carlos Puebla / Y en eso llegó Fidel.

El gran obstáculo que ha tenido hasta ahora la Revolución Bolivariana para avanzar a ritmo más acelerado hacia el logro de la justicia y la igualdad social, es sin lugar a dudas la perversión de los sectores empresariales privados que buscan sacar siempre el mayor provecho de los logros económicos y sociales que el proyecto va conquistando paso a paso.
A diferencia de ese vasto sector del empresariado que piensa en el país sin los visos de mezquindad y de avaricia que caracteriza a ese grupo de verdaderos mafiosos, cuyo único propósito es hacer cada vez más dinero a costa de las necesidades de la población y del país, los empresarios usureros basan su trabajo en la búsqueda permanente de todas las formas posibles de evasión de la legalidad y en la estafa a la población que por una u otra razón acude a ellos en función de los servicios que ofrecen.
Es así como vemos desfilar uno tras otro los vergonzosos casos de acaparamiento de alimentos y de vehículos, contrabando de extracción de insumos de todo tipo, en especial alimentos y combustible, especulación e incrementos injustificados de precios, evasión de controles aduaneros para saltarse imposiciones fiscales, así como todo tipo de prácticas fraudulentas en el manejo del dinero de la población a través del sistema financiero privado.
Una verdadera cultura de la estafa, que tiene su origen en la perversa filosofía de la acumulación de la riqueza en la que se fundamenta el capitalismo, cuya fórmula es una auténtica apoteosis de la depravación: si estafan y la Revolución actúa contra ellos, entonces el pueblo se volteará contra el gobierno porque el venezolano no es partidario de los regímenes totalitaristas que promuevan la exterminación del capital privado. Si no actúa, entonces habrán hecho el mejor negocio de sus vidas.
Sólo que no contaron jamás con la opción de un gobierno sólido, con el mayor respaldo del pueblo en toda la historia política de nuestro país y un clara e indoblegable convicción de apego a la legalidad y a los derechos humanos de la población.
Es exactamente lo que sucede hoy con la industria inmobiliaria privada del país, que persigue hacer dinero o acabar con la construcción de viviendas, frenando sus posibilidades de expansión mediante el secuestro de esa industria para dedicarla a la especulación. Una aviesa forma de conspirar contra el proceso revolucionario a la vez de lucrar de manera obscena estafando a la población, víctima precisamente de la falta de opciones que la misma empresa privada generó a través del tiempo a medida que fue controlando todos los componentes del sector de la construcción, buscando dejar sin posibilidad de maniobra a un Estado que, de buena fe, apostó desde un principio al aporte de esos sectores en el desarrollo del país.
Ahora sí hay una opción segura de bienestar para esa gente que aspira a una vivienda propia, porque "llegó el comandante y mandó a parar".

Municipio tras las rejas


Sin duda alguna la inseguridad es una problemática que afecta a la sociedad. Sin embargo no es un hecho que ocurre únicamente en Venezuela, ni mucho menos algo que haya surgido en los últimos once años.
La inseguridad nace como consecuencia de la violencia social que genera el modelo capitalista, a partir de la exaltación de antivalores como el individualismo, la sed de riqueza fácil, pero sobretodo de la desigualdad social.
En Baruta, un municipio que cuenta con un organismo propio de seguridad ciudadana, se ve reflejada esta realidad, donde un gobierno local de derecha vela y da preferencias en atención de seguridad a las zonas con mayor poder adquisitivo, frente a las cuales pretende dar una imagen de efectividad con cierto grado de presencia policial.
Mientras tanto, los barrios y zonas populares de Baruta padecen el abandono y la desatención más indolente en este sentido, como se evidencia a lo largo y ancho del municipio.
Lejos de una verdadera solidaridad y compromiso con las zonas populares por parte de la Alcaldía de Baruta, se pretende tratar el tema con paliativos efectistas que más bien parecieran gestos de "caridad", en vez de la asistencia permanente que esos sectores demandan.
Se demuestra así una vez más la falsedad de la derecha en este sentido y la enorme hipocresía con que pretende presentarse ante la ciudadanía.
A nivel nacional existe un Gobierno que más allá de desarrollar planes permanentes de prevención y de crear organismos avanzados de seguridad, ha entendido que para solucionar el problema de la inseguridad el único camino verdaderamente eficaz es el Socialismo.

El pueblo recupera sus espacios


La militancia revolucionaria baruteña, junto al pueblo organizado, han llevado a cabo diversas jornadas de trabajo voluntario con el fin de recuperar los espacios de las comunidades, teniendo como meta máxima el bienestar social.
En ellas, la comunidad de Baruta, las Cuadrillas Bicentenarias 200, el PSUV y miembros de las misiones bolivarianas, se han encargado del mantenimiento y la recuperación de instalaciones como el Liceo Alejo Fortique, la antigua prefectura del Casco de Baruta y próximamente el Liceo Tito Salas, espacios de encuentro y desarrollo social.
Para poder cumplir los objetivos, la Revolución Bolivariana otorgó los materiales necesarios como pinturas, brochas, bombillos y demás utensilios que sirven para recuperar las instalaciones.
Los mismos fueron distribuidos en las zonas donde se laboró y de acuerdo a las necesidades locales, a través de una coordinación Comunidad-Partido-Estado.
Diversos participantes resaltaron la importancia de estas actividades donde la comunidad tiene un sentido de pertenencia y se aboca a transformar, mejorar y cuidar los espacios propios, como las escuelas y los sitios conquistados por el pueblo.
Sin embargo, uno de los hechos más resaltantes es la siembra de conciencia en los participantes, haciendo ver la importancia del trabajo voluntario como herramienta esencial en la construcción del socialismo, creando hombres y mujeres nuevos, abocados al trabajo sin más retribución que la satisfacción de cumplir un deber social.

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