jueves, 8 de diciembre de 2011

Una vez más quedó en evidencia

La oposición no tiene propuesta


En un vano intento por hacerle ver a los venezolanos que los diversos sectores antagónicos en los que se reúne hoy en día la oposición son en efecto un cuerpo coherente que trabaja en una misma dirección, la Mesa de la Unidad Democrática deja una vez más en evidencia que no tiene capacidad alguna para enfrentar con una propuesta de verdadero contenido programático al Presidente Chávez y al modelo de justicia e igualdad social que comprende el socialismo bolivariano.

En su empeño por tratar de aparecer unidos frente al país, los precandidatos del sector antichavista se han presentado en dos autodenominados "debates", más en un ejercicio de burda imitación del formato político televisivo norteamericano que en un verdadero debate, para hacer ofrecimientos descabellados a diestra y siniestra que ni siquiera a los militantes de ese sector convencieron por su naturaleza desproporcionada y sin fundamentos.

Más allá del show televisivo y de los montajes de campaña, es evidente que la oposición no cuenta, no sólo con un liderazgo consistente del cual poder extraer un candidato de altura, con una trayectoria de lucha junto al pueblo y verdaderas condiciones de estadista, sino con un planteamiento atractivo que interese a los venezolanos en función del bienestar y del progreso del país, que supere en modo alguno la propuesta profundamente humanista del socialismo que propone el Comandante Chávez.

Se lleva ahí un absurdo proceso de confrontación en el cual no se confrontan ideas, porque todos y cada uno de esos precandidatos expresan, palabras más palabras menos, exactamente los mismos planteamientos neoliberales en defensa de la empresa privada y de la tan perversa economía de libre mercado.

En definitiva, la campaña preelectoral de la derecha venezolana está demostrando más la lamentable situación de un sector atomizado y sin liderazgo, que tiene en su odio visceral al presidente Chávez y a todo lo que tenga que ver con el pueblo su único factor unificador, que capacidad alguna para la inmensa responsabilidad de gobernar al país. Y eso, en un escenario de crisis del modelo capitalista y de avance simultáneo de las luchas populares como sucede en América Latina, tiene hoy una significación de la mayor importancia.

Ante la imposibilidad de ubicarse junto a esas luchas populares por insalvables razones ideológicas y de clase, la derecha se verá obligada a defender a un modelo económico inviable como el capitalismo, con lo cual quedará cada vez más atrapada en su propio laberinto.

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